domingo, 18 de diciembre de 2016

Diciembre de 1914 


La Tregua de Navidad 

“Cuando por unas pocas horas, decenas de miles de soldados rompieron filas para mostrar su común humanidad”

Diciembre de 1914. Luego de los tremendos meses iniciales de la Gran Guerra en el Frente Occidental, que culminaron con la derrota de los alemanes en la batalla del Marne, los bandos en lucha han fracasado en sus mutuos intentos de envolvimiento en lo que se conoció como “la carrera hacia el mar”. Llegados al Mar del Norte, los ejércitos cavan sus trincheras de las que durante los próximos años no saldrán sino para desangrarse en ofensivas tan terribles como inútiles. Se trata de una experiencia novedosa no sólo por la naturaleza de la lucha, sino por el carácter multitudinario de las fuerzas en presencia, a lo que se suma el uso creciente de tecnología con la que se busca desequilibrar la situación a toda costa sin otro resultado que una oscura sucesión de fracasos y bajas escalofriantes. En quienes luchaban todavía estaba  presente aquella promesa de “estar en casa con las primeras hojas del otoño”, cuyo incumplimiento fue la primera de una larga serie de frustraciones. La moral no estaba alta cuando la primera Navidad de la guerra se aproximaba, al tiempo que la vuelta a los hogares parecía alejarse cada vez más. Y es entonces que se produce un acontecimiento tan extraordinario que hoy, a más de cien años de ocurrido, continúa siendo objeto de estudios y análisis, no sólo en cuanto a sus detalles y desarrollo, sino acerca de las motivaciones profundas que llevaron a que decenas de miles de soldados de ambos bandos protagonizaran la ya inmortal Tregua de Navidad. 



Lo básico de lo ocurrido en esos días de diciembre de 1914 es harto conocido: grupos de soldados alemanes e ingleses protagonizaron una tregua, durante la cual no sólo hubo un cese de hostilidades, sino que se dieron episodios de “fraternización” de diferente intensidad. Desde el auxilio a heridos que se encontraban en la “Tierra de Nadie” y la inhumación de los caídos que permanecían en la misma, hasta intercambio de regalos. Desde la concertación de partidos de fútbol hasta coros religiosos entonados en común. 

¿Qué llevó a los protagonistas de estos episodios a dejar de lado la rutina del frente, con sus acechanzas, peligros y miedos, para encarar a sus adversarios “del otro lado”, “los otros”, y participar con ellos en actividades que, en el fondo, no hacen sino al “mínimo común denominador” del ser humano, que es su identificación con el semejante, inevitablemente ausente en la guerra o, en el mejor de los casos, reducido a mínimas expresiones? 

Refrendando la frase de Jeremy Rifkin transcripta como subtítulo, Sir Arthur Conan Doyle, en su famosa historia de la Gran Guerra, expresó que la Tregua de Navidad, “asombroso espectáculo”, constituyó “un episodio humano en medio de las atrocidades que han manchado la memoria de la guerra”. 

El relato y desarrollo de los hechos surgen, casi excluyentemente, de la correspondencia de los soldados que los protagonizaron o que fueron testigos presenciales de los mismos. Por lo general, en su gran mayoría se trató de cartas de soldados británicos a sus familiares. Muchas de estas cartas fueron reproducidas contemporáneamente por diversos periódicos. Los diarios personales también constituyeron una valiosa fuente. En este caso, los soldados alemanes no le fueron en zaga a los británicos. Sin dudas, los diarios de campaña de diferentes unidades, de uno y otro bando, son valiosos, tanto en lo explícito, en lo que dicen, como en algunos silencios llamativos... 

La Tregua de Navidad, por su excepcionalidad, por su hondo contenido humano, por sus innumerables matices, ha sido materia de estudios y análisis, que van desde lo militar a lo sociológico, de lo psicológico a lo religioso. Estos esfuerzos tratan de encontrar una explicación a este episodio cuya singularidad se manifiesta por insertarse en lo que constituyó una hecatombe sin precedentes en la historia de la Humanidad, prolongada por casi cuatro años y millones de muertos. Hasta algunos comentarios desdeñosos más que ensombrecer el significado humano de la Tregua lo dignifican. ¿Acaso el gran Robert Graves, cuando en su tan especial "Adiós a todo eso" dice que la Tregua no tuvo nada de emocional, sino que se trató de "un lugar común dentro de la tradición militar...un intercambio de cortesía entre los oficiales de ejércitos enemigos...", no está magnificando tal significado al intentar su irrazonable y contrafáctica banalización?

Aquellos testimonios, cartas, diarios, partes, dan a lo sucedido el dramatismo de la vivencia directa y por lo tanto insustituible. Por ello, nuestro trabajo sólo ha consistido en seleccionarlos entre los muchos que contienen las obras que se mencionan en la bibliografía. Los hemos transcripto dándoles cierto orden y agregando algunos comentarios cuando nos ha parecido conveniente para clarificar la narración. 

¿En qué sector del Frente Occidental tuvo lugar la Tregua de Navidad? Hacia finales de diciembre de 1914, el frente se había estabilizado desde el Mar del Norte hasta la frontera con Suiza, extendiéndose por alrededor de 450 millas (720 km). Tal como se muestra en el mapa, la Fuerza Expedicionaria Británica ocupaba un sector que iba desde St Eloi, al sur de Ypres, en Bélgica, hasta Givenchy, en Francia. Se le oponían cuerpos del Sexto Ejército alemán. Dicho sector tenía una extensión de alrededor de 48 km. Los hechos que constituyeron laTregua de Navidad se desarrollaron en unas dos terceras partes del sector, es decir, a lo largo de unos 32 km. 
La Tregua tuvo lugar en el sector defendido por la
Fuerza Expedicionaria Británica y el Sexto Ejército alemán.

¿Cuáles eran las características de las posiciones ocupadas por los contendientes, el terreno en que las mismas se encontraban y las condiciones climáticas? El terreno donde tuvo lugar la Tregua es característico de la mayoría del de Flandes: nivel sobre el mar muy bajo, inundable, agravado en la época por fuertes y persistentes lluvias y niebla. El sistema de drenaje existente para evitar las inundaciones había sido dañado tanto por la artillería como por los trabajos de construcción de las trincheras, de manera que con las lluvias todo el sector y sus aledaños se transformaron en un pantano. 

Ambos bandos comparten sus miserias… 
“Oh, ese barro! Habíamos escuchado mucho acerca del barro de Flandes, pero la realidad va más allá de la imaginación, especialmente en invierno. Pringoso, resbaladizo, arcilloso, por encima de tus pies en casi todas partes y hasta los tobillos en las restantes, cuando no hasta las rodillas…” 

Un oficial inglés: “He llegado a la conclusión de que este condenado lugar es una especie de segunda Venecia. Cuando encuentras un poco de tierra seca, piensas que ha de ser un error. Hace dos o tres días, el agua me llegaba a la cintura. Traté de sacarme los zapatos y las medias, pero tropecé con una latas vacías y desistí”

La realidad de las trincheras del sector donde tuvo lugar la Tregua (http://greatwarproject.org. - www.smithsonianmag.com)

Un soldado alemán escribe a su esposa: “Ahora nos rotan de las trincheras cada tres días, ya que no podríamos soportar estar por más tiempo. Los soldados se hunden hasta las rodillas en el barro y el agua. Cavan hoyos como trogloditas para refugiarse, pero por la noche la lluvia presiona en sus paredes y todo se derrumba sobre ellos. Algunos han muerto. El agua surge de todas partes, desde arriba y desde abajo. No podemos hacer nada al respecto. Es más tolerable la lluvia de proyectiles. Con nuestras palas tratamos de desagotar las trincheras, día y noche, sin interrupción. Aquí no hay pies secos, mucho menos ropa seca”.


Un territorial inglés: “No los soporto [a los alemanes] cuando matan a cualquiera de nuestros amigos. Sin embargo, me divierto a costa de ellos y pienso que ellos lo hacen con nosotros. Y también pensamos: pobres diablos, están en la misma mugre que nosotros”. 

Un oficial alemán: “Tanto amigos como enemigos van a buscar paja de las mismas parvas para protegerse del frío y la lluvia, y nunca se disparan entre sí”

¿A qué unidades de sus respectivos ejércitos pertenecían quienes participaron en la Tregua? De los cinco cuerpos de ejército de la Fuerza Expedicionaria Británica, tropas de cuatro de ellos participaron, con mayor o menor intensidad, en la Tregua. En total, 54 batallones sobre 107(CROCKER). Como dato interesante, esta autora refiere que entre quienes participaron en la Tregua había soldados de tres de los cuatro batallones de la Brigada Garhwal, del Primer Cuerpo Indio . Considerando que un batallón de infantería británico contaba con alrededor de 1000 efectivos, se habrían sumado a la Tregua unos 54.000 hombres. Según otro autor, alrededor de las tres cuartas partes de las tropas que se encontraban en el sector participaron, con mayor o menor intensidad, en la Tregua, lo cual llevaría el cálculo a una cifra mucho mayor (EKSTEINS). 
Se oponían a los británicos los cuerpos VII y XIX del Sexto Ejército alemán, al mando del Príncipe de la Corona Ruprecht de Baviera. Predominaban las tropas procedentes de Baviera y Sajonia. Como dato anecdótico, en el sector luchaba el 16th Regimiento Bávaro de Reserva, del que formaba parte Adolfo Hitler. 

Si bien no existen cifras precisas, puede decirse que la cantidad de participantes en la Tregua del ejército alemán ha de haber sido similar a la de los británicos. Esto lleva a considerar un total de 100.000 hombres que de una manera u otra fraternizaron en esos días de diciembre de 1914.
El sector en el que se desarrolló  la Tregua. 
Las cifras en cada Cuerpo muestran la totalidad 
de los batallones que lo integraban yla cantidad 
de los que participaron en la Tregua.

¿Participaron oficiales o sólo soldados de menor jerarquía? De la copiosa correspondencia tenida en cuenta en diferentes estudios, surge con claridad que la mayoría de los oficiales británicos participaron en el suceso con mayor o menor intensidad. Con respecto a los oficiales alemanes, no existen elementos suficientes para determinar su adhesión a la tregua, aunque hay evidencias de que los de menor graduación han acompañado a sus hombres. 

Un jefe de compañía (capitán) del III Cuerpo británico escribió el 24 de diciembre: “… mis órdenes a la compañía son no comenzar a disparar a menos que los alemanes lo hagan”

En el diario de guerra de un regimiento británico, entrada del 25 de diciembre: “En el sector a la derecha del Regimiento de Infantería 17 [alemán], entre doscientos y cuatrocientos soldados británicos y alemanes, incluyendo los oficiales del Regimiento de Norfolk… se reunieron en la tierra de nadie conversando y cantando himnos” 

¿La Tregua fue precedida por hechos similares en el sector donde finalmente ocurrió? Las características de la guerra de trincheras, esto es, la cercanía de las mismas entre sí, los prolongados periodos de escasa actividad entre ataques y acciones mayores, las inclemencias del tiempo y la rudeza del terreno crearon una relación especial entre los soldados que las ocupaban y el adversario cercano. En otro lugar se verá con más detalle el “sistema de vivir y dejar vivir” que se desarrolló a partir de tal situación.

Un soldado escocés: “Las cosas por aquí están bastante tranquilas. En algunas partes las trincheras están separadas 50 o 60 yardas y podemos oír a los alemanes conversando. Frecuentemente nos gritan en inglés y les respondemos con gritos de “camarero, camarero”. ¡Había un tipo que hacía un fuego, con una chimenea de lata que asomaba por encima del parapeto a la que nuestros hombres disparaban con sus fusiles. Después de cada disparo, el alemán agitaba una vara o hacía sonar una campana, para anunciar si le habíamos dado o no a la chimenea! Había montones de incidentes divertidos… nuestro mayor problema era la humedad y el barro que en algunos lugares nos llegaba a la rodilla”. 

Un sacerdote alemán en su diario, entrada del 6 de diciembre (Día de San Nicolás): “Se dice entre los soldados de primera línea que los franceses arrojan frecuentemente cigarrillos a los alemanes, en tanto estos devuelven chocolates a su vez… hasta que de pronto se ordena hacer fuego y la situación se torna antagónica una vez más”. 
El comienzo de la Tregua: el entierro de los muertos del 18 de diciembre (IWM)

Hasta el 18 de diciembre, se había luchado duramente en el sector. En la tierra de nadie yacían muertos y heridos. Al día siguiente un teniente inglés escribe a su madre “…ocurrió la cosa más extraordinaria… Algunos alemanes salieron levantando sus manos y comenzaron a recoger sus heridos. Inmediatamente salimos de nuestras trincheras y también comenzamos a traer nuestros heridos. Entonces los alemanes nos hicieron señas y muchos nos acercamos, hablando con ellos, quienes nos ayudaron a enterrar a nuestros muertos. Esto duró toda la mañana y conversé con muchos de ellos, y debo decir que la mayoría parecía ser muy buena gente… Esto es demasiado irónico para describirlo con palabras. Aquí, la noche anterior, hubo una batalla terrible y la mañana siguiente, aquí estamos fumando…” 


En los días que siguieron se repitieron estos encuentros, casi siempre motivados por la misma causa: rescatar heridos y enterrar a los caídos. De hecho, esta es la razón principal para la concertación de treguas. Pero en el caso que analizamos, hubo ceremonias comunes, en las que partiparon soldados y capellanes de ambos bandos. 

El Teniente General Sir Horace Smith-Dorrien escribía en su diario el 2 de diciembre de 1914: “Desde las trincheras llegan extrañas historia acerca de fraternización con los alemanes…”. Lo cierto es que desde hacía un tiempo se venían observando algunas actitudes de las tropas enfrentadas que hacían presumir que reinaba entre ellas alguna forma de fraternización. 

El diario de una unidad escocesa: “Durante el invierno 1914-1915 no era infrecuente que pequeños grupos se reunieran en la trinchera frontal para cantar canciones patrióticas y sentimentales. Los alemanes hacían algo parecido, y en los atardeceres calmos las canciones de una línea iban hacia las trincheras de enfrente, donde eran recibidas con aplausos y algunas veces con reclamos de un bis”. 

Se ha mencionado que entre las tropas alemanas que ocupaban el sector había una gran cantidad de personas que habían residido en Gran Bretaña, algunos hasta poco antes del estallido de la guerra, en especial trabajando en hoteles y restaurantes. Los soldados ingleses solían gritarles “¡camarero! ¡camarero!” y era común que llegara la respuesta: “¡ordene señor!”. Se entablaban diálogos de una trinchera a otra: “¿Cómo está Londres”, “¿Qué hay de Gertie Limmar y el Gaiety?” (refiriéndose a una cantante de comedias musicales y el teatro en el que actuaba), preguntaba un soldado sajón en un excelente inglés. 

Un soldado que recordaba en su diario estos y otros episodios por el estilo escribió el 8 de diciembre: “Creo que para Navidad seremos compinches [con los alemanes]”… 

En el próximo post: 
¿Cómo se exteriorizó la Tregua? 
 -Nochebuena: los primeros indicios de que “algo estaba pasando”: cese del fuego, silencio, árboles de Navidad y villancicos… 
 -Los encuentros en la tierra de nadie…
 -Los relatos individuales son corroborados por algunos partes oficiales de diversas unidades… 
-Navidad. La fraternización asume proporciones multitudinarias…
 -Llegan los reemplazos y se unen a la Tregua… 
-Futbol. 
 No todo fue fraternización. 
 -Desconfianza… 
 -Sentimientos encontrados… 
-Reconocimiento e inteligencia… 
-Rechazo y violencia.

A Bibliografía

© 2016 Rubén A. Barreiro

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