Diciembre de 1914
La Tregua de Navidad
Segunda Parte (I)
¿Cómo se exteriorizó la Tregua? En la entrega anterior hemos visto cómo se fue gestando el movimiento
que comenzó efectivamente el día de Nochebuena de 1914 y continuó con
intensidad creciente hasta el 26 de diciembre, el denominado Boxing Day. El
acercamiento de los soldados de ambos bandos se exteriorizó de diferentes
maneras y con distinta intensidad. Profusión de árboles de Navidad y sus
luminarias desde el lado alemán, cantos que iban desde los conmovedores
villancicos hasta arias de ópera y canciones populares, intercambio de regalos,
largas conversaciones y, por cierto, algo que de no haber sido cierto, mereció
serlo, como esos partidos de fútbol de los que existen muy pocas pruebas pero
que se recuerdan con un monumento rodeado de flores.
No existe mejor representación de lo ocurrido en
aquellos días, que los relatos de los soldados, vertidos en sus cartas o
diarios. Iremos transcribiendo los más notables por lo descriptivos, sin dejar
de lado aquellos que hacen al profundo impacto emocional que este
acontecimiento causó en quienes en él participaron.
Un presagió climático.
Los soldados de uno y
otro bando hablan sobre un asombroso cambio climático, que de la lluvia y nieve
de los días anteriores pasó a días luminosos y noches serenas.
Cuenta un soldado, y reflexiona: “Tiempo de postal de Navidad… tiempo que recuerda a la gente en casa, y a la Navidad en tiempo de paz, no el tiempo riguroso e incierto de la guerra”.
Cuenta un soldado, y reflexiona: “Tiempo de postal de Navidad… tiempo que recuerda a la gente en casa, y a la Navidad en tiempo de paz, no el tiempo riguroso e incierto de la guerra”.
Y otro agrega: “Fue muy agradable cuando esa mañana abrí la gran puerta del granero y vi una escena típica de la Navidad: el aire puro y límpido, y una deslumbrante escarcha blanca en todas partes”.
Karl Aldag, estudiante de filosofía, soldado alemán: “Era la noche más bella y diáfana que habíamos tenido en mucho tiempo, tan calma y pura como la Navidad… El suelo estaba escarchado, tapando el barro y la suciedad…"
Nochebuena:
los primeros indicios de que “algo estaba pasando”: cese del fuego, silencio, árboles
de Navidad y villancicos…
De todos los relatos
existentes, uno de los hechos en los que todos están contestes es que las
primeras exteriorizaciones de la Tregua surgieron de los alemanes y se
manifestaron con la exhibición en los parapetos de cientos de árboles de
Navidad, iluminados con velas o lamparillas, acompañada por cantos de
villancicos.
El Árbol de Navidad, el Tannenbaum, “el más visible y el más alemán de los símbolos de Navidad”, como lo define Perry, cuya “…presencia física o imaginaria… a la mente los lazos entre los soldados y sus familias, desgarrados por la guerra”.
El Árbol de Navidad, el Tannenbaum, “el más visible y el más alemán de los símbolos de Navidad”, como lo define Perry, cuya “…presencia física o imaginaria… a la mente los lazos entre los soldados y sus familias, desgarrados por la guerra”.
Un suboficial alemán: “El tannenbaum es más importante que la guerra. Nadie podría impedir que la celebración de la Nochebuena ocurriera en medio de los árboles navideños”.
Un teniente alemán: “Al mediodía del día de Nochebuena, el fuego cesó completamente… Por cierto que no era común que del otro lado tampoco dispararan…Un oficial preguntó: ¿Esperas un ataque por sorpresa? Porque la situación es inusual. No, le contesté, no lo creo…Pasó la noche, no se disparó un solo tiro”.
Un soldado inglés,
del IV Cuerpo: “Algo en las líneas
alemanas hizo que nos restregáramos los ojos y miráramos nuevamente. Aquí y
allá, por encima de los parapetos, se veían unas pequeñas luces de
colores…Desconfiábamos mucho y
conversábamos sobre esta extraña actitud del enemigo, cuando ocurrió algo
todavía más extraño: los alemanes estaban cantando… Y de pronto, oímos una
potente y clara voz que entonaba ‘Annie Laurie’ [una antigua canción
escocesa popular en esos días] en un
inglés perfecto y quedamos embelesados…¡Nos pareció que la guerra había cesado
súbitamente… y cuando se apagaron las últimas notas, los aplausos estallaron en
nuestra trinchera…¡Otra, otra, viejo Fritz!”.
Un soldado del 2/Queens Royal Regiment: “Era una hermosa noche de luna, el suelo
escarchado, blanco… Hacia las siete u ocho de la tarde notamos que en las
trincheras alemanas había movimientos… y aparecieron esas luces… no sabíamos
qué eran… Y entonces comenzaron a cantar: Stille Nacht, Heilige
Nacht, Noche de Paz, Noche de Amor…, Nunca lo olvidaré, ha sido uno de los
momentos que marcaron toda mi vida…”.
Un infante inglés, del III Cuerpo: “De pronto aparecieron luces a lo largo del parapeto alemán, que pertenecían a árboles de Navidad adornados con velas encendidas, que ardían constantemente en el aire calmo y muy frío…’¡vengan a ver esto, lo que está pasando!’. Entonces nuestros oponentes comenzaron a cantar ‘Stille Nacht, Heilige Nacht’… pensamos que debíamos retribuirles de alguna manera, así que cantamos ‘The First Noel’… cuando terminamos comenzaron a aplaudir … y así continuó… hasta que empezamos a cantar ‘O Come All Faithful’ y los alemanes inmediatamente se nos unieron cantando el mismo himno en latín, Adeste Fideles”.
“Sangre y paz, odio y fraternidad, la paradoja más
asombrosa de la guerra”, reflexiona el soldado inglés
Frederick Hearth, cuando cuenta que la noche de la víspera de Navidad “a largo de toda la línea de trincheras se
oyó un saludo extraño en la guerra: ‘Soldado inglés, soldado inglés, Feliz
Navidad, Feliz Navidad… Vengan, acérquense…’ Los oficiales, temiendo una
emboscada, ordenaron a sus hombres que callaran. Pero la respuesta no se hizo
esperar de uno a otro extremo de la trinchera. ¡Cómo podíamos resistir
desearnos una feliz Navidad unos a otros, aun cuando muy poco antes nos atacábamos
sin cesar! La noche dio paso al alba… No hubo un solo disparo…”
Un soldado británico
pregunta a sus padres: “¿Pueden
imaginarse que, mientras ustedes comían su pavo, yo estaba hablaba, estrechando
sus manos, con los mismos hombres que pocas horas antes había tratado de matar?¡Algo
asombroso!”.
Boxing Day, 26 de diciembre de 1914 (IWM) |
En noviembre de 2005
murió a los 109 años Alfred Anderson, el último de los veteranos conocidos que
participo en la Tregua de Navidad como miembro del Regimiento Black Watch, de
Escocia. Poco antes de fallecer, Anderson evocó aquellos momentos: “Recuerdo el silencio, el inquietante sonido
del silencio. Esa mañana reinaba un silencio absoluto, que se extendía por todo
el frente más lejos de lo que la vista alcanzara. Gritamos ‘Feliz Navidad”, aun
cuando ninguno de nosotros se sentía feliz. Temprano por la tarde finalizó el
silencio y nuevamente comenzó la matanza…”.
Nuevamente, Karl
Aldag cuenta que en tanto progresaba la
fraternización: “… reinaba un silencio
extraordinario, que parecía casi sobrenatural”.
Los relatos individuales son corroborados por algunos partes oficiales
de diversas unidades…
Del Diario de Guerra
de un regimiento británico: “No sucedió
nada de importancia hasta las 8 p.m., cuando los alemanes colocaron lámparas en
sus parapetos y comenzaron a cantar. Gritaban cosas como ‘Ingleses, si ustedes
salen y hablan con nosotros, no les dispararemos’. Nuestros hombres comenzaron
a salir y se encontraron con los alemanes entre las trincheras, conversando.
Una buena parte de los alemanes hablaban buen inglés. Están bien vestidos y
afeitados, bien físicamente, aunque mostraban edades extremas… Se recibieron
informes sobre esta curiosa situación –una ‘tregua de soldados’-: 8:30 p.m. Los
alemanes iluminaron sus trincheras, están cantando y nos desean Feliz Navidad.
Se intercambian saludos, aunque no obstante se toman todas las precauciones
militares”. Nótese que el propio parte habla de “una tregua de soldados”.
Del Diario de Guerra de una brigada del III Cuerpo británico: “Luego de una noche totalmente libre de francotiradores, tuvo lugar una suerte de tregua informal durante todo el día. Los alemanes, a quienes no se les permitió estar cerca de nuestras alambradas, se reunieron muy amigablemente entre las líneas con nuestros hombres, intercambiando entre sí cigarros, cigarrillos y periódicos”.
El Diario de Guerra
de los Guardias Escoceses menciona que un soldado Murker, “se encontró con una patrulla alemana, los soldados lo convidaron con whisky
y unos cigarros y le pidieron que cuando volviera a su trinchera transmitiera a
los demás que si no disparaban contra los alemanes, estos no nos dispararían”.
El Brigadier General
Walter Congreve, al mando de una de las brigadas de la BEF y padre de Billy
Congreve, citado más adelante, contiene una notable cita en su diario, que es
reveladora de más de un hecho relacionado con la Tregua: “Luego del almuerzo… me enteré de una extraordinaria situación… Las
tropas habían concertado por su cuenta una tregua en la mañana y todo el día
habían estado caminando y fumando juntos. Los oficiales también lo hicieron, inclusive un coronel. A las 4 p.m. todos
acordaron volver a sus trincheras y a medianoche recomenzaría el fuego…” (el destacado es nuestro, en tanto muestra la extensión de los hechos a la
oficialidad, y no sólo a la subalterna).
Navidad. La fraternización asume proporciones multitudinarias…
Un capitán galés: “Los sajones comenzaron a gritar: ¡No tiren,
les traeremos cerveza si ustedes vienen! Ante la invitación, algunos de
nuestros hombres se mostraron por encima del parapeto, agitando las manos. Los
sajones se inclinaron sobre su parapeto e hicieron rodar un barril de cerveza
hacia nosotros. Entonces aparecieron muchos sajones, desarmados y también lo
hicieron nuestros hombres. Alguien advirtió que los alemanes podían atacar, y
sólo dos o tres de los nuestros salieron de la trinchera y trajeron el barril.
Otro trajo unos cigarros. Todos los sajones salieron de sus trincheras y nos
llamaron para que cruzáramos…”.
Un capitán inglés,
III Cuerpo: “Todos nuestros hombres
salieron de las trincheras y se sentaron en el parapeto, los alemanes hicieron
lo mismo y conversaban unos con otros en inglés, o algo parecido. Hablando en
alemán, les pedí que cantaran un volkslied, lo que hicieron. Nuestros hombres
también cantaron, bastante bien. Todos aplaudían y animaban… Era una escena
curiosa, una agradable noche con luna, las trincheras alemanas con pequeñas
luces, y los hombres de ambos bandos reunidos en los parapetos…”.
Soldados británicos (a la izquierda y en el centro), con sajones de los regimientos 104 y 106 (IWM) |
Un soldado alemán
escribe a su casa el 28 de diciembre: “Otro
[soldado inglés] me dio un pañuelo,
otro firmó con su nombre una tarjeta postal, el cuarto anotó su dirección en mi
cuaderno. Los soldados conversaban entre sí tanto como podían… Un inglés tocaba
la armónica de un camarada alemán, otros bailaban, e inclusive otros se
mostraban orgullosos probándose un casco alemán”.
Un soldado inglés
entrega una carta postal a un camarada alemán, en la que dice: “Con mi deseo de una muy feliz Navidad y un
rápido final de la guerra”.
Llegan los reemplazos y se unen a la Tregua
Un joven teniente
de un regimiento de sajones: “En Nochebuena
nos ordenaron ir a las trincheras… marchábamos hacia ellas cargados de regalos.
Todo estaba en silencio. No se oían disparos. Nevaba apenas. Pusimos un pequeño
árbol de Navidad en nuestro refugio… colocamos otro, iluminado, en el parapeto
y comenzamos a cantar nuestras viejas canciones de Navidad…” .
“A las tres de la mañana del 26 de diciembre, nos movíamos hacia las trincheras. Todo estaba helado. Me preparé para ser recibido por fuego intenso. Pero es de imaginar mi asombro cuando no hubo un solo disparo. Los hombres que relevábamos nos contaron que habían estado intercambiando cosas con los ingleses, algo que nos pareció muy loco. Pero, como prueba, encontré algunos cigarrillos ingleses en mi refugio, los que eran muy agradables”.
Futbol.
Uno de los aspectos
de la Tregua de los que más se ha hablado es si efectivamente se jugó al fútbol
en la Tierra de Nadie entre británicos y alemanes. Existen algunos testimonios
al respecto…
Un teniente alemán,
sobre un match entre un regimiento sajón y uno de highlanders escoceses: “Apareció un soldado escocés con una pelota
de fútbol que parecía haber surgido de la nada y pocos minutos más tarde se
inició un partido…No era fácil jugar en terreno helado, pero seguíamos,
ateniéndonos rigurosamente a las reglas… Pero luego de una hora de juego,
cuando nuestro comandante se enteró, ordenó terminarlo de inmediato…El juego
terminó tres a dos a favor de ‘Fritz’ contra ‘Tommy”.
Un soldado inglés: “…Pienso que habría por lo menos doscientos
jugadores…No había ninguna clase de mala fe… No había referí, no era necesario
en esa clase de juego… No había score, ninguna clase de puntuación, era
simplemente un amontonamiento…En lo que a mi concierne, no duró mucho tiempo,
siendo sincero, no confiaba mucho en ellos”.
En el Daily Mail del 30 de diciembre de 1914,
reproducido en el New York Times, un despacho recoge los dichos de un fusilero
británico: “El día de Navidad jugamos al
futbol delante de nuestras trincheras y pedimos a los alemanes que enviaran un
equipo para jugar con nosotros. Pero no lo hicieron sea porque consideraron que
el suelo estaba demasiado duro luego de una noche de heladas, sea porque los
oficiales lo impidieron”.
Monumento erigido por la UEFA en Ploegsteert, Flandes, Bélgica |
En general, los testimonios
apuntan a que se trató de “encuentros” multitudinarios entre soldados
británicos. Más controvertido es el hecho de partidos con los alemanes. Sólo
parece más o menos probado que se disputó un partido entre sajones e ingleses. Con
relación a este partido, el teniente Johannes Niemann cuenta: “De pronto apareció un Tommy con una
pelota de fútbol, pateándola y bromeando, y entonces comenzó un partido… los
equipos se formaron rápidamente sobre el barro congelado y los Fritz vencieron
a los Tommies por 3 a 2”. El New York Times del 1° de enero, publica la
carta de un mayor británico, en la que expresa: “El regimiento en realidad jugó un partido de fútbol con los sajones, a
quienes batió por 3 a 2”. Hay acuerdo en el resultado, pero no con respecto
al vencedor…
Con no poca lógica, el soldado
Runcie, de un regimiento escocés, señala un hecho irrebatible: “Algunos cronistas del incidente de la
tregua, han sostenido que se disputó un partido de fútbol en la Tierra de
Nadie. Tal no es el caso, ya que los embudos de las granadas, las zanjas y
surcos, las alambradas de púa y el terreno pantanoso lo hacían imposible”.
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