miércoles, 2 de diciembre de 2015


Esto sucedió el…

2 de diciembre de 1805

Batalla de Austerlitz

La batalla de los Tres Emperadores


Se conmemoran hoy los doscientos diez años de la célebre batalla, considerada como la obra maestra de Napoleón. Mucho se ha escrito y opinado con respecto a lo ocurrido antes, durante y después de este encuentro decisivo. Para evocar tan magno hecho, bueno es recordar lo expresado en su momento por algunos de sus protagonistas, desde el Emperador, hasta un humilde y desconocido veterano de la Grande Armée. 




Antes de la batalla…

- Arenga de Napoléon...

"Soldados, dirigiré yo mismo todos vuestros batallones. Me mantendré lejos del fuego, si, con vuestra acostumbrada valentía, ustedes provocan desorden y confusión entre las filas del enemigo. Pero si en algún momento la victoria fuere incierta, veréis a vuestro emperador exponerse en las primeras filas, en tanto no podría dudarse de la victoria en esta jornada, en la que está en juego el honor de la infantería francesa, que conlleva el de toda la Nación. 


Con el pretexto de acompañar a un herido, no deben desorganizarse las formaciones...

Cada uno de vosotros deberá tener  bien en cuenta que es preciso vencer a estos vendidos a Inglaterra, animados por un odio tan grande contra nuestra Nación.

Con esta victoria terminará nuestra campaña y podremos volver a nuestros cuarteles de invierno, donde se nos reunirán los nuevos ejércitos que se forman en Francia. Y entonces la paz que haré será digna de mi pueblo, de vosotros y de mí mismo"


- Mientras el Emperador visitaba a sus soldados la noche antes de la batalla, un anónimo y veterano  grognard le responde...

“Señor, no tendréis necesidad de exponeros. Os prometo en nombre de todos los granaderos del ejército, que solo tendréis que luchar con vuestros ojos. En la mañana os presentaremos los estandartes austríacos y la artillería rusa para celebrar el aniversario de vuestra coronación”.

- El mayor general Dolgorukov, jefe de una de las brigadas de infantería de la Guardia del Zar, imagina la batalla...

“Desbordaremos, cortaremos y rodearemos al emperador de los franceses en sus flancos y en su retaguardia… Que me den cuarenta mil hombres y os traeré al ejército francés, excepto los fugitivos, completamente capturado” 

- El Emperador al alba del 2 de diciembre, cabalga frente a sus hombres…

“Soldados, es necesario terminar esta campaña con un trueno que confunda el orgullo del enemigo. No hagan demasiados disparos con sus fusiles, más bien tiren justo. Sabremos vencer a estas chusmas del norte que se atreven a confrontarnos”.

Durante la batalla...


- El general Jean-Marie Valhubert  yace mortalmente herido y cuando su gente trata de auxiliarlo…

 

“Recordad la orden del día: cerrad vuestras filas. Si sóis vencedores, me sacaréis de aquí. Si sóis vencidos… ¡qué me importa vivir!”


Y una hora antes de morir, el 3 de diciembre, se dirige al Emperador…


“Hubiera querido hacer más por vos. Moriré en una hora, no lamento la vida, porque he participado en una victoria que os asegura un reinado feliz. Cuando penséis en los valientes que os eran devotos, pensad en mi...”. 

- En Pratzen, uno de los “lugares calientes” de la batalla, unos prisioneros rusos llevaban al general de brigada Thiébault, muy herido. Al verlos, unos granaderos reaccionaron…

“Váyanse… ustedes no son dignos de llevar a un general francés…” 

...y ellos, también heridos, se encargaron de su jefe.


- Un oficial ruso, prisionero, se lamenta de su deshonra por haber perdido la batería a su cargo. Napoleón le contesta…


Cálmese joven, y sepa que jamás es deshonroso haber sido vencido por los franceses”.


- Mustafá, uno de los muchos mamelucos a las órdenes del Emperador, se lamenta por no haber podido alcanzar al Gran Duque Constantino a quien persiguió: “Ah, si yo alcanzar príncipe Constantino, yo cortar cabeza y llevar a Emperador”, Napoleón, indignado…

¡Cállate, salvaje despreciable!”


- El general Louis Alexandre de Langeron, un militar realista francés exiliado en Rusia luego de la Revolución, ante el caos en que se había transformado la batalla…

Ya había visto algunas batallas perdidas, pero no tenía idea de una derrota semejante”

Después de la batalla...

- Proclama de Napoleón...


"Soldados…¡estoy contento de vosotros! En la jornada de Austerlitz habéis justificado todo lo que esperaba de vuestra valentía. Habéis adornado vuestras águilas con gloria inmortal. Un ejército de cien mil hombres al mando de los emperadores de Rusia y de Austria ha sido vencido o dispersado en menos de cuatro horas. Cuarenta banderas, los estandartes de la Guardia Imperial rusa, ciento veinte cañones, más de treinta mil prisioneros, son el resultado de esta jornada que por siempre será celebrada. Esa infantería tan infatuada y superior en número no ha podido resistir vuestro ímpetu y en adelante no tendréis rivales a quienes temer. Así, en dos meses, esta tercera coalición ha sido vencida y disuelta. La paz ya no puede estar lejana, pero, como lo prometí a mi pueblo antes de cruzar el Rhin, sólo concluiré una paz que nos dé garantías y asegure compensaciones a nuestros aliados.


Soldado, cuando quede cumplido lo necesario para asegurar la felicidad y la prosperidad de nuestra patria, os llevaré de regreso a Francia. Allí recibiréis mi afectuoso reconocimiento. Mi pueblo os contemplará con alegría y os bastará con decir “estuve en la batalla de Austerlitz” para que os respondan: ¡He aquí  un valiente!".


- El general Jean-Marie Savary acude ante el Zar Alejandro para conocer si este adhiere a lo acordado entre Napoleón y el Emperador de Austria, Francisco,  se entabla un diálogo pródigo en detalles...

“Decid a vuestro amo que me estoy yendo. Que ayer hizo milagros. Que tal jornada acreció mi admiración por él. Que es un predestinado del cielo. Que mi ejército necesitará cien años para igualar el suyo…”


Savary ya se retiraba, cuando el Zar le preguntó:

“Ustedes eran inferiores en número y sin embargo fueron superiores en todos los aspectos del ataque”. “Señor, respondió Savary, es el arte de la guerra y el fruto de quince años de gloria. Con esta, son cuarenta las batallas libradas por el Emperador”. 

Alejandro reflexiona: “Eso es cierto, en cuanto a mi, es la primera vez que veo el fuego. Jamás he tenido la pretensión de medirme con él”. Savary, tal vez con algo de ironía, responde: “Señor, con el tiempo puede ser que usted lo supere…". 


- Al enterarse de la derrota de la Tercera Coalición en Austerlitz, quien es considerado su arquitecto, el primer ministro inglés William Pitt…

“Enrollen el mapa de Europa, no lo necesitaremos por diez años”.

Pocos días después de Austelitz, el 23 de enero de 1806, William Pitt murió a los 47 años. La historiadora Alistair Horne…

“Una de las últimas bajas de Austerlitz fue el Primer Ministro William Pitt”. 
© Rubén A. Barreiro 2015

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