miércoles, 7 de noviembre de 2018

Esto se dijo... 



“En la Batalla de Savannah, el 9 de octubre de 1779, "Les Chasseurs Volontaires de Saint Domingue", nuestros antepasados, lucharon junto al Ejército Americano del General Benjamin Lincoln. Distinguiéndose por su valentía, como parte de la reserva, proporcionaron cobertura durante la retirada de los aliados estadounidenses y franceses, salvando muchas vidas al disuadir un violento contraataque de los defensores británicos” (Leyenda de la placa sudeste del monumento de Franklin Square)


Voluntarios negros de Santo Domingo en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos

Segunda Parte

El sitio. Hacia el 9 de septiembre Lincoln y sus hombres se encontraban cerca de Savannah, por lo que  D’Estaing desembarca su contingente, el cual, unido al Ejército Continental (denominación de las fuerzas independentistas), pone sitio a la ciudad.
Desde el momento en que se habían apoderado de la ciudad, a fines de 1778,  sus defensores británicos al mando del general Augustine Prevost poco habían hecho para reforzar los trabajos que los desalojados independentistas habían realizado para defender la ciudad. Pero cuando fue quedando clara la intención de Lincoln de avanzar hacia el sur, Prevost comenzó tales refuerzos para lo cual destinó entre 400 y 500 esclavos. A cargo de los trabajos estaba el capitán ingeniero James Moncrief, quien dispuso la construcción de un cinturón defensivo alrededor de la ciudad, compuesto por numerosos reductos unidos todos ellos con abatís.  

Estos trabajos se intensificaron desde el momento en que se avistaron los buques franceses. Se emplazaron numerosas baterías con decenas de cañones y se hundieron en el río Savannah, seis pequeñas embarcaciones para dificultar el avance de la flota enemiga (aun cuando por el calado de la mayoría de sus buques tal avance no podría ir más allá de la isla Tybee, cercana a la desembocadura del río). La demora entre la llegada de los buques y el desembarco de las fuerzas y con ello el comienzo del sitio, permitió que Prevost consolidara y reforzara las obras defensivas (por ejemplo, los 24 cañones originales pasaron a ser más de 80 al comenzar el sitio).


Con relación a las fuerzas en presencia, las que se encontraban a las órdenes de D’Estaing y Lincoln sumaban alrededor de cuatro mil quinientos hombres: 3500 del contingente embarcado en Santo Domingo (incluidos los chasseurs), 600 del Ejército Continental  -que incluía 200 soldados de caballería conducidos por el noble polaco CasimirPulaski- y 350 de la milicia de Charleston (aunque estudios posteriores (Russell, Sielisky) dan cifras mayores en uno y otro caso, hemos optado por las que surgen de las fuentes primarias existentes).
Mapa en el que se observa el perímetro defensivo de la ciudad.

Los ingleses les oponían entre tres y cuatro mil hombres, entre soldados de unidades regulares, “lealistas” (colonos americanos leales a la Corona británica), indios cherokees y negros esclavos (especialmente dedicados a los trabajos defensivos). 

Cabe recordar que ante una intimación de rendición por parte del almirante D’Estaing, Prevost pidió un plazo de 24 horas para contestar, que le fue concedido y aprovechado para concretar la llegada de refuerzos al mando del teniente coronel John Maitland (unos 800 aguerridos escoceses). Como es de imaginar, la intimación de rendición fue finalmente rechazada… (entre las críticas a lo actuado por D’Estaing, se ha señalado como “un error fatal” la concesión de este plazo adicional, actitud que “puso furioso” a Lincoln).

Durante el sitio, los chasseurs, al mando del marqués de Rouvray se ocuparon de proteger a quienes cavaban trincheras en torno a las fortificaciones británicas. Mientras se hacían cargo de esta misión, el 24 de septiembre los sitiados atacaron esas trincheras, ubicadas a unos 300 metros de su propia línea. Las tropas francesas, con los chasseurs, “a punta de bayoneta” rechazaron a los atacantes e iniciaron una persecución tan impetuosa como imprudente, ya que cayeron bajo el alcance de la artillería británica, sufriendo ciento cincuenta bajas (40 muertos), en tanto los británicos solo tuvieron 21 entre muertos y heridos (en una entrada de los diarios de oficiales navales franceses se dice que el teniente coronel O’Dune, segundo al mando y a cargo del contraataque de los chasseurs, “… estaba borracho. Su coraje natural y la excitación causada por el vino lo llevaron más allá de los límites apropiados que se le habían indicado…”).

A medida que el sitio se prolongaba sin que pareciera que se lograría rápidamente la rendición de la plaza, comenzó a analizarse que tal rendición debía buscarse a través de un ataque frontal. Era opinión generalizada entre la oficialidad naval que se hacía necesario “alejar cuanto antes la escuadra de la costa por los peligros resultantes de su inseguro fondeadero” ya que “una sucesión de temporales había comprometido” la integridad de los buques. Además, comenzaron a arreciar los casos de enfermedades entre los tripulantes (especialmente escorbuto). Ello había sido tenido en cuenta desde el momento mismo del arribo de la flota, por lo cual D’Estaing siempre había sostenido la necesidad de no permanecer en el lugar más de dos semanas sin correr los peligros apuntados...  hacía ya un mes que la flota se encontraba en tales condiciones.

Cabe señalar que, inclusive, quienes aconsejaron un ataque frontal también mostraron recelos con relación a su éxito (“…el éxito de esta tentativa era cada vez más incierto en tanto las fortificaciones de la ciudad estaban casi intactas”).

Finalmente, D’Estaing se decidió por el ataque, con el firme apoyo de Lincoln.

La batalla. El sábado 9 de octubre al alba, comenzó el asalto a Savannah. D’Estaing había previsto que tres columnas franceses y dos americanas atacarían el reducto de Spring Hill simultáneamente. Se dispuso también un ataque de diversión sobre el reducto de White Bluff Road con la intensión de desviar la atención británica del objetivo principal, Spring Hill, defendido por los escoceses de Maitland. Prevost había previsto que el ataque enemigo se produciría en ese lugar, por lo que sus defensores estaba preparados para hacerle frente (ayudó en tal decisión lo informado el día anterior por un desertor, sargento mayor del Ejército Continental). Los franceses atacarían hacia el noreste y los americanos, formados a la izquierda de aquellos, lo harían hacia el oeste.

Cabe señalar que una de las tres columnas francesas, al mando del Vizconde de Noailles, se mantendría como reserva, para actuar, según el caso, explotando los avances logrados o bien cubriendo una eventual retirada. Teniendo en cuenta que, como se verá, los chasseurs tuvieron un destacado rol en el segundo caso, es probable que hayan formado parte de esta columna. En todo caso, no existen datos precisos sobre la actuación de los chasseurs en el curso de la batalla. Algún autor los ubica llevando a cabo ataques de diversión, al tiempo que continuaban con su protección de las trincheras.
 
Spring Hill, objetivo principal del ataque aliado. En la "reserva"
se habrían formado los chasseurs. A partir de esa posición detendrían
el contraataque británico-
Los franceses debieron avanzar unos 400 metros por un terreno despejado, siendo cubiertos de metralla por la artillería británica. Y aquellos que llegaron hasta los abatís que protegían el reducto fueron blanco de la mosquetería. Los franceses no tuvieron sino que retirarse y protegerse en los bosques cercanos. La segunda y tercera columna francesa corrieron la misma suerte.

No le iba mejor al Ejército Continental. Se había previsto que la infantería avanzaría sobre el reducto con la finalidad de abrir una brecha por la que cargaría el conde Pulaski y sus 200 jinetes. Si bien la infantería pudo llegar a su objetivo, no pudo mantenerlo. Los británicos contraatacaron y luego de una hora de lucha encarnizada, los americanos debieron retirarse, dejando en el campo más de 170 muertos. Durante el ataque, Pulaski pidió al general Lincoln autorización para cargar con sus hombres, a los que se agregaron algunos de la caballería de Georgia. El intento de entrar en la ciudad que Pulaski y sus hombres llevaron a cabo a todo galope fue detenido ante los abatis por el cañoneo cruzado. Pulaski fue alcanzado por la metralla, siendo retirado del campo por sus hombres y días después muere a bordo del Wasp. Ante lo irremediable de la situación, D’Estaing ordena la retirada. 

En menos de una hora de lucha, los atacantes habían sufrido unas ochocientas bajas entre muertos y heridos (el almirante había sido alcanzado dos veces por el fuego enemigo). Los británicos contaron sólo 18 muertos y 39 heridos.

Es en la retirada de las fuerzas aliadas donde los chasseurs intervienen decisivamente, haciendo frente al contraataque británico que amenazaba con apresar a las tropas aliadas que huían en desorden, permitiéndoles retirarse sin mayores pérdidas. Así lo recuerda Stewart: “… cuando el ejército comenzó la retirada, el teniente coronel Maitland… cargó contra su retaguardia con el propósito de aniquilarlo. Fue entonces que tuvo lugar la hazaña más brillante de la jornada, y una de las más valerosas llevadas a cabo por tropas extranjeras por la causa americana”, los chasseurs, a ellos se refiere, “hicieron frente a la violenta carga de Maitland, salvando con ello al ejército en retirada”.
Stewart cita también “un informe especial preparado en París” que expresa con relación a los participantes de la “Legión”: “Entre los negros que se distinguieron en la acción [se encontraban]: André, Beauvais, Rigaud, Beauregard, Lambert, quienes más tarde fueron generales, incluyendo a Henri Christophe, el futuro rey de Haití [representado en el monumento por el adolescente con su tambor]”. 

Este listado, al que se agregaron con el tiempo otros nombres, ha sido reproducido por la totalidad de los historiadores haitianos que se ocuparon del tema a partir del trabajo de Stewart. “Toda una generación de líderes haitianos…” como la definió Claude Adrien, había participado en la acción durante la retirada de Savannah. En una de las placas del monumento de Franklin Square aparecen 24 nombres, rescatados entre los “cientos de chasseurs que permanecen en el anonimato”    (ello, pese a que se ha señalado que existen pruebas sobre la presencia de sólo cinco soldados, ninguno de los cuales se encuentra en el listado en cuestión (King). 

El regreso de los chasseurs. Pese a que Lincoln lo instó a continuar con el sitio, D’Estaing decidió reembarcar a sus hombres. No quedaba a los americanos y franceses sino la retirada. Lincoln lo hizo hacia Charleston, en Carolina del Sur. Los franceses volvieron a sus buques, los que en los primeros días de noviembre zarparon con diferentes destinos (Francia y las Indias Occidentales). 
  
La conclusión de la fallida campaña de Savannah no representó la vuelta inmediata al hogar sino para un puñado de chasseurs. En diciembre de 1779 sólo unos pocos habían vuelto a Haití. Otros, cruzaron el Atlántico con D’Estaing y permanecieron en Francia hasta abril de 1780. Una compañía de sesenta y dos hombres escoltó a los heridos en la batalla hasta Charleston, donde un año después sería la única unidad francesa que participaría en la defensa de esa ciudad en la primavera de 1780 (los sitiadores británicos finalmente la tomaron). Entre 100 y 200 chasseurs fueron enviados a Grenada y allí permanecieron por más de dos años.
***
En una publicación de 2001, Leara Rhodes decía que en Savannah se habían erigido monumentos dedicados a los extranjeros que habían luchado en el sitio de 1779, pero que no existía ninguno que recordara a los haitianos que allí habían participado. En 2007 la omisión quedó subsanada: por iniciativa de la Haitian American Historical Society, se inauguró el monumento al que nos hemos referido al inicio. Inicialmente con cuatro personajes, en 2009 se completó con dos más. Habían transcurrido doscientos treinta años desde aquellas jornadas en la que heroicamente lucharon los chasseurs.  


© Rubén A. Barreiro 2018

Bibliografía

Anónimo, The Siege of Savannah in 1779 as described in two contemporaneous  journals of French officers in the Fleet of Count D’Estaing, Joel Munsell, Albany N.Y., 1874.
Balch, Thomas, Les francais en Amérique pendant la Guerre de l’Independence des États-Unis, A. Sauton, París 1872.
Byous, Jim, The Fortresses of Savannah, www.sip.armstrong.edu/ Forts/ Essay.html
Clark, George P., The Role of the Haitian Volunteers at Savannah in 1779: An Attempt at an Objective View, Phylon, Vol. 41, N° 4, 1980, págs.356-366.
Frostin, Charles, Saint-Domingue et la Révolution américaine, Bulletin de la Société d'Histoire de la Guadeloupe (22), 73–114
Garrigus, John D., Catalyst or Catastrophe? Saint-Domingue’s Free Men of Color and the Battle of Savannah, 1779-1782, Review/Revista Interamericana 22 (1992),págs. 109-25.
- Before Haiti: Race and Citizenship in French Saint-Domingue, Palgrave Macmillan, Nueva York, 2006.

King, Stewart R.,Blue Coat or Powdered Wig: Free People of Color in Pre-Revolutionary Saint-Domingue, University of Georgia Press, 2011.

Rhodes, Leara, Haitian Contributions to America History: A Journalistic Record, Journal of Haitian Studies Vol. 7, N° 1, 2001, págs. 46-60.

Russell, David Lee, The American Revolution in the Southern Colonies, McFarland, 2000.
Selesky, Harold E. (editor),  Encyclopedia of the American Revolution, 2a. edición, Charles Scribner's Sons, Nueva York,  2006.

Stewart, T.G., How the Black St. Domingo Legion Saved the Patriot Army in the Siege of Savannah, 1779,Occasional Papers N° 5,  The American Negro Academy, Washington D.C., 1899.

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