“Tenemos frente a nosotros un
adversario habilidoso y atrevido y, debo decirlo, dejando de lado los estragos
de la guerra, un gran general”.Winston Churchill, sobre Rommel
El 27 de
enero de 1942, el Primer Ministro británico, Winston Churchill, se dirigió a la
Cámara de los Comunes, dando cuenta de la situación de la guerra, en ocasión de
tratarse un voto de confianza a su gobierno. Durante su prolongado discurso,
pronunció la frase transcripta, que desde entonces se ha mostrado como un
reconocimiento, quizá inoportuno, de las capacidades militares del entonces
general Erwin Rommel. Sin embargo, en este caso, como en muchos más, es
necesario analizar el contexto. El 18 de noviembre de 1941 los británicos
lanzaron la Operación Crusader, que culminó el 7 de diciembre con el
levantamiento del sitio de Tobruk que el Afrika Corps sostenía desde el mes de
abril.
Cuando
Churchill pronunció su discurso, se estaba refiriendo a la contraofensiva que
Rommel había desencadenado el 21 de enero de 1942, la que condujo a la caída de
Tobruk en su poder el 21 de junio de ese año. Leyendo todo el párrafo, surge
con claridad que Churchill estaba advirtiendo sobre lo que podría ocurrir,
acentuando por un lado la incertidumbre de la situación y de su desenlace, y
por el otro valorando las cualidades del conductor enemigo, sumadas a los
refuerzos que habría recibido.
La
célebre frase quedó así enmarcada: “No puedo decir cuál es la
situación actual en el frente occidental, en Cirenaica. Tenemos
frente a nosotros un adversario habilidoso y atrevido y, debo decirlo, dejando
de lado los estragos de la guerra, un gran general. Seguramente ha
recibido refuerzos. En este momento se está librando otra batalla, y me he
propuesto como regla nunca profetizar de antemano cuál será el resultado de una
batalla. Siempre celebro haber adoptado una regla semejante”.
Para la anécdota, la Cámara, por
464 votos contra 1, expresó tener “confianza en el gobierno de Su
Majestad" comprometiendo su máxima ayuda "en la
enérgica prosecución de la guerra”. Es también anecdótico el
comentario del miembro laborista de los Comunes, Aneurin Bevan, quien al día
siguiente de pronunciada la frase, en tanto se pedía informes acerca de una
transmisión de la BBC en la que se habían vertido expresiones de respeto por el
pueblo alemán y su ejército, preguntó como al pasar, "¿acaso ayer el
Primer Ministro no rindió tributo a Rommel?"
Por último expresa su respeto por la actitud de Rommel, quien, “pese a ser un leal soldado alemán”, se vio envuelto en la fallida conspiración contra Hitler de julio de 1944, al precio de su propia vida.
Por todo ello, y “pese a que en las guerras de las modernas democracias no hay lugar para la caballerosidad”, dice Churchill: “... no me arrepiento o retracto del tributo que rendí a Rommel, pese a lo inoportuno que pareciera por entonces”
©
Rubén A. Barreiro 2018
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