Diciembre de 1914
La Tregua de Navidad
“Cuando por unas pocas horas, decenas de miles de soldados rompieron filas para mostrar su común humanidad”
Diciembre de 1914. Luego de los
tremendos meses iniciales de la Gran Guerra en el Frente Occidental, que
culminaron con la derrota de los alemanes en la batalla del Marne, los bandos
en lucha han fracasado en sus mutuos intentos de envolvimiento en lo que se
conoció como “la carrera hacia el mar”. Llegados al Mar del Norte, los
ejércitos cavan sus trincheras de las que durante los próximos años no saldrán
sino para desangrarse en ofensivas tan terribles como inútiles. Se trata de una
experiencia novedosa no sólo por la naturaleza de la lucha, sino por el
carácter multitudinario de las fuerzas en presencia, a lo que se suma el uso creciente
de tecnología con la que se busca desequilibrar la situación a toda costa sin
otro resultado que una oscura sucesión de fracasos y bajas escalofriantes. En
quienes luchaban todavía estaba presente aquella promesa de “estar en casa
con las primeras hojas del otoño”, cuyo incumplimiento fue la primera de una
larga serie de frustraciones. La moral no estaba alta cuando la primera Navidad
de la guerra se aproximaba, al tiempo que la vuelta a los hogares parecía
alejarse cada vez más. Y es entonces que se produce un acontecimiento tan
extraordinario que hoy, a más de cien años de ocurrido, continúa siendo objeto
de estudios y análisis, no sólo en cuanto a sus detalles y desarrollo, sino
acerca de las motivaciones profundas que llevaron a que decenas de miles de
soldados de ambos bandos protagonizaran la ya inmortal Tregua de Navidad.