jueves, 9 de junio de 2016

Dicen los historiadores…

LAS REVOLUCIONES MILITARES DE LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS

Clifford F. Rogers

The Military Revolution Debate”, Editor Clifford J. Rogers, Westview Press, Boulder,Colorado, 1995. Capítulo 3

Al comentar la que denomina “revolución de la infantería”, Clifford Rogers afirma que el éxito de la infantería que comenzó a ponerse de manifiesto en Europa Occidental se fundó en diversos desarrollos tácticos y tecnológicos. Entre estos últimos, y con referencia a los ejércitos ingleses, coloca en un plano fundamental al arco largo (longbow). Es notable la explicación, fundada en gráficos muy claros, de las razones que transformaron al arco largo en un arma decisiva en la definición de muchas batallas. Estamos trabajando en una presentación sobre el tema del arco largo que publicaremos en breve.


El nuevo éxito de las fuerzas de infantería en Europa Occidental descansaba sobre varios desarrollos. En el caso de los ingleses, desempeñó un rol importante el desarrollo del arco largo, de seis pies (aprox. 1,83 m) y hecho con madera de tejo, mucho más potente que el arco galés de cuatro pies (aprox. 1,22 m) y de madera de olmo, usado en los primeros años del siglo trece.


De acuerdo con Blyth, para una fuerza de estiramiento y distancia, un arco largo almacena un 25% más de potencia que un arco de cuatro pies. No obstante, el longbow se estira hasta la altura de la oreja del arquero, en vez de serlo hasta el pecho, como ocurre con el arco galés, lo que incrementa la distancia de estiramiento en varias pulgadas.

En tanto la fuerza de estiramiento del arco largo contrastada con la distancia de estiramiento muestra una relación casi lineal, y la potencia total almacenada es igual al área por debajo de esa línea, cada pulgada extra de estiramiento agrega una mayor potencia almacenada que la precedente. Por lo tanto, estas pocas pulgadas adicionales son de importancia relevante. En consecuencia, un arco largo de seis pies con 28 pulgadas (aprox. 71,12 cm) de estiramiento tiene la misma carga de estiramiento que un arco de cuatro pies, pero tendría una carga sustancialmente superior con su total capacidad de estiramiento, o sea 32  pulgadas (aprox. 81,28 cm), almacenando en total una carga que supera en un cincuenta por ciento la del arco más corto y con menor estiramiento.




Parece razonable conjeturar que este incremento podría representar una diferencia entre ineficacia y letalidad cuando se trate de penetrar una armadura. Incluso las flechas disparadas por los poderosos arcos cortos de los musulmanes durante las Cruzadas, a fines del siglo doce, se mostraron bastante ineficaces contra las armaduras europeas[1]. Por el contrario, un autor medieval posterior sostuvo que “en las batallas, la cosa más importante del mundo son los arqueros”[2]. Por supuesto la carga de estiramiento se incrementa con la distancia de estiramiento, por lo que el arco largo requería arqueros muy fuertes para ser efectivo[3].

Evidencias arqueológicas muestran que algunos arqueros medievales usaban arcos largos con una carga de estiramiento de 180 libras, y el promedio era probablemente de alrededor de 100[4]. Inglaterra desarrolló un conjunto de fuertes arqueros a través de décadas de guerras casi constantes contra escoceses y galeses: no es coincidencia que los arqueros de Cheshire, considerados los mejores de Inglaterra, provinieran de los pantanos galeses.

Los franceses, pese a una cantidad de tentativas, nunca tuvieron éxito en formar un cuerpo comparable de arqueros entrenados. Ciertamente, podría afirmarse que Francia no logró incorporarse a la Revolución de la Infantería hasta finales del siglo quince y que muchas de sus derrotas militares anteriores a la llegada de la Revolución de la Artillería se deben a aquel hecho.






[1]           Los musulmanes usaban arcos cortos, compuestos y recurvados, pero en tanto eran más poderosos que los arcos galeses, la comparación es válida. 
[2]           El mismo autor, refiriéndose a los arqueros del ejército burgundio en Montlhery (1465) dijo de ellos que eran “la flor y esperanza de su ejército”.
[3]           Al no tener en cuenta la gran fuerza necesaria para usar eficazmente el arco largo, muchos autores cometieron el error de afirmar que un soldado podía ser entrenado para su uso con mucha facilidad.
[4]           Bradbury estimó en 50 libras la carga típica, lo cual es una estimación demasiado baja. De ser así no habría producido las deformaciones en los esqueletos de los arqueros hallados en los restos náufragos del Mary Rose, un buque de la época Tudor: brazo izquierdo más corto que el derecho, columna vertebral desviada, achatamiento de los dedos usados para el estiramiento. Con los 138 arcos largos encontrados en esos restos, se hicieron estudios que muestran cargas de estiramiento de 100 a 180 libras

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