Esto sucedió el ...
29 de mayo de 1453
Constantinopla cae en poder de los turcos
Fin del Imperio Bizantino
“El 29 de mayo,
ultimo día del sitio, Dios nuestro señor dispuso, para pesar de los griegos,
que la ciudad cayera ese día en manos del Bey Mehmet, el Turco hijo de Murad… y
también nuestro Dios eterno tomó tal decisión para hacer cumplir todas las
antiguas profecías, particularmente la primera de ellas, hecha por San
Constantino, quien aparece a caballo en una columna de la iglesia de Santa
Sofía, quien señalando con su mano dijo: ‘desde esa dirección vendrá alguien
que me destruirá’, señalando hacia Anatolia, o sea Turquía. La segunda profecía
dice que cuando hubiera un emperador Constantino, hijo de Helena, bajo su
reinado caería Constantinopla. Y la última profecía: cuando la Luna diera un signo
en el cielo, en pocos días más los turcos tomarán la ciudad. Estas tres
profecías se han cumplido: los turcos han penetrado en Grecia, reina un
emperador Constantino hijo de Helena y la Luna ha dado un signo. Por lo tanto,
Dios ha tomado esta decisión contra los cristianos y particularmente contra el
Imperio de Constantinopla, como ustedes verán”. Así lo expresa el cirujano veneciano Nicolò Barbaro, en
su Giornale dell’Asedio di
Constantinopoli, que contiene el relato más sincero del sitio y caída de la
ciudad, según la muy autorizada opinión de Steve Runciman. El signo al que se
refiere el cronista es un eclipse de luna ocurrido días antes.
La agonía territorial bizantina |
El joven sultán Mehmet II, que a
los diecinueve años había sucedido a Murad II, se había fijado como “la primera y más primordial de sus
obligaciones la conquista de Constantinopla”.
Enfrentaría al emperador
Constantino XI Paleólogo, hijo de Helena Dragas… tal como lo anunció la profecía.
El 6 de abril de 1453 comenzó el sitio de Constantinopla por el poderoso ejército turco, cuyos efectivos sumaban alrededor de 90.000 hombres (como suele ocurrir, las cifras oscilan entre 160.000 –Barbaro- y 50.000 –Fuller-). Un elemento notable y decisivo fue la artillería turca, fuerte de unas ochenta piezas entre cañones y bombardas, aunque la enorme Basilica, que disparaba proyectiles de 800 libras, era la estrella… efímera por cierto, ya que luego de unos pocos disparos estalló, matando a muchos de sus sirvientes y a su inventor, el húngaro Orbon.
El despliegue al comienzo del sitio |
En breve publicaremos un relato detallado de lo ocurrido durante el sitio. Sólo diremos aquí que ese martes 29 de mayo los bizantinos lucharon denodadamente contra olas sucesivas de otomanos. Primero atacaron los bashi-bazouks, que Fuller describe como una “turba indisciplinada de turcos mal armados y cristianos renegados”, quienes irrumpieron en la Puerta de Adrianópolis al grito de “¡al saqueo! (al parecer, esa era su remuneración…). Se trataba de tropas de escaso valor y fueron rechazadas por los defensores, pero las siguieron los anatolios, mucho más aguerridos y por los famosos janizarios (según Fuller “los más formidables combatientes del siglo XV”). La defensa se comportó heroicamente, distinguiéndose Giustiniani y sus tropas. Pero este cayó gravemente herido y la defensa se quebró ante el ataque de la quinta y última ola de atacantes.
Los turcos se apoderaron de la ciudad, hubo saqueos y destrucción de iglesias y bibliotecas, decenas de miles de personas fueron reducidas a esclavitud. Santa Sofía se consagró al Islam. Mehmet, de ventiún años, sería conocido como “el Conquistador”.
En el siglo XII, Hasan Ali al-Harawi había
escrito: “Constantinopla es una ciudad aún más grande que la que surge de
su fama. Quiera Dios, en su gracia y generosidad, dignarse hacerla capital del
Islam”. Es posible que el veneciano Barbaro no conociera este deseo de
al-Harawi, que bien podría haberse inscripto entre las profecías que vio cumplidas
en la caída de Constantinopla.
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