Esto sucedió el…
21 de febrero de 1916
A cien años del comienzo de la batalla de Verdún
En diciembre de 1915, von Falkenhayn había preparado un extenso documento conocido como el “Memorándum de Navidad”, sobre el que basaría su informe al Kaiser Guillermo sobre los futuros planes de operaciones. 1915 había sido, como lo señala acertadamente Alistair Horne, “el año menos exitoso de la guerra” para los aliados, en el que “los costosos fracasos en el frente occidental habían coincidido con peores desastres en el frente oriental”.
Falkenhayn comienza su memorándum en los mismos términos, aunque su conclusión es que Inglaterra continuaba manteniendo un enorme control sobre sus aliados y que estaba dispuesta a realizar cuanto sacrificio fuere necesario para alcanzar sus fines, esto es, la eliminación permanente de su rival más peligroso, Alemania (pone como ejemplo de tal disposición la reciente adopción del servicio militar obigatorio).
General Ernst von Falkenhayn |
Descartadas Rusia e Italia, quedaba Francia, la que se había debilitado casi hasta el límite, creía Falkenhayn, tanto en lo militar como en lo económico. “Si logramos abrir los ojos del pueblo francés sobre el hecho de que nada podía ya esperar en lo militar, se produciría el quiebre y la mejor espada de Inglaterra caería de su mano”.
Y es así como aparece en concreto el propósito del ataque en Verdún: “…Detrás del sector francés del Frente Occidental, y a nuestro alcance, existen objetivos para cuya retención el Estado Mayor General francés estaría obligado a emplear todos los hombres de los que dispone. Si así lo hace, las fuerzas francesas se desangrarán, ya que no existirá la posibilidad de una retirada, sea que alcancemos o no nuestro objetivo. Si el alto mando francés no actúa de tal forma, y alcanzamos nuestros objetivos, el efecto moral en Francia será enorme… Los objetivos a los que me refiero son Belfort y Verdún. Las consideraciones formuladas se aplican a ambos, aunque debe darse preferencia a Verdún” (el énfasis nos pertenece).
Más allá de lo expresado por Falkenhayn cuando hace mención al “desangrado” del ejército francés, mucho se ha especulado acerca del objetivo tenido en vista por Alemania al desencadenar la ofensiva contra Verdún. Se ha señalado que entre Falkenhayn y el Kronprinz existían diferentes ideas con relación a tal objetivo, como se desprende de sus directivas. Mientras el primero se refería a “una ofensiva en el área del Mosa en dirección a Verdún”, el príncipe hablaba concretamente de “la captura de la fortaleza de Verdún”. Años más tarde, el coronel Dietrich Tappen, Jefe de Operaciones de Falkenhayn expresó al respecto que “la captura de Verdún nunca había sido el objetivo de la operación, sino la destrucción de las fuerzas francesas que la defendían. Si durante la operación la ciudad caía, tanto mejor”.
¿Por qué Verdún? Estando siempre a lo expresado por Falkenhayn, su elección de Verdún se basaba por un lado, en la cercanía de las posiciones francesas con relación al sistema de transporte ferroviario alemán. Por el otro, consideraba que Verdún constituía el más poderoso punto de apoyo desde el cual los franceses podían lanzar un ataque que podría desestabilizar totalmente el frente alemán en Francia y Bélgica. No deja de llamar la atención que se reconozca esta posibilidad a un adversario a quien se considera al borde de “un punto de quiebre” en su esfuerzo militar.
El Frente Occidental en febrero de 1916 |
Asimismo, como lo apunta Falkenhayn, los alemanes disponían en las cercanías de catorce líneas ferroviarias que facilitaban el acceso de tropas y equipos al sector, en tanto los defensores tenían cortados todos sus accesos, salvo hacia el suroeste, donde existía un camino y una línea de ferrocarril de trocha angosta que unía a Verdún con Bar-le-Duc, a unos sesenta kilómetros (los que durante el curso de la batalla se convirtieron en la mítica Voie Sacrée, que hizo posible la llegada de refuerzos y suministros). Los densos bosques que circundan el sector proporcionaban una cobertura para disimular el montaje de la ofensiva, de lo cual se hizo buen uso ya que hasta último momento pudieron ocultarse los aprestos para el ataque.
A estas ventajas que ofrecía la elección de Verdún, se suma un elemento de vital importancia. En agosto de 1915, el Estado Mayor francés decidió un desmantelamiento de la artillería de la región fortificada y la disminución de sus guarniciones. El principal argumento para ello fue la necesidad de artillería en otros sectores, por lo que en los fuertes sólo quedaron aquellas piezas incorporadas a las torretas de los mismos, que en general eran de corto alcance y por lo tanto sin posibilidades de ser utilizadas eficazmente. La situación no pasó desapercibida para las numerosas patrullas aéreas alemanas.
El simbolismo de Verdún. Estela en la Puerta de San Pablo. "Sitiada. Destruida o dañada... Fue destruida en diez meses. Febrero-Diciembre 1916. Y reconstruida en diez años. 1919-1929" |
General Philippe Pétain. Al mando de la defensa de Verdún desde el 25 de febrero de 1916. |
***
La batalla de Verdún se extendió por diez meses. Paul Valéry, respondiendo al discurso con el que el mariscal Philippe Pétain ingresó a la Academia Francesa, dijo que más que una batalla en el sentido convencional, Verdún había sido en sí misma una guerra dentro del marco de la Gran Guerra. Y el aserto trasciende a la metáfora.
Por separado presentaremos una
cronología de los hechos más salientes de esta batalla. Asimismo en sucesivas
entradas nos ocuparemos de algunos de ellos con mayor detalle: la heroica defensa del Bosque de Caures por los Cazadores al mando del Teniente Coronel Emile Driant, la sorprendente
caída, prácticamente sin lucha, del
Fuerte de Douaumont; por contraste, la denodada defensa del Fuerte de Vaux por
el comandante Raynal y sus hombres; el nombramiento y actuación del entonces
general Philippe Pétain; la aparición de la aviación como un elemento de
creciente importancia en la batalla; la intensa y esencial actividad en el
único acceso terrestre con que contaba Verdún, la venerada Voie Sacrée…
Bibliografía
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