martes, 27 de septiembre de 2016

Periodo de Entreguerras (1919-1939)

“Una guerra extraña”. 
En torno a la batalla de Khalkhin Gol (agosto de 1939)

A mediados de 2009 y para acceder al título de Magíster en Historia de la Guerra que otorga la Escuela Superior de Guerra del Ejército Argentino, presenté la tesis titulada “La Batalla de Khalkin Gol (agosto de 1939)”, defendida exitosamente el 3 de diciembre de ese año. 

Las “hipótesis de trabajo”, materia de la defensa, fueron las siguientes: “A. La batalla de Khalkhin Gol, librada del 20 al 31 de agosto de 1939 entre la Unión Soviética y el Imperio del Japón,  es la primera gran acción bélica donde muestran su eficacia las nuevas doctrinas aplicables al arte de la guerra, basadas en el movimiento y en el uso combinado de diferentes armas, desarrolladas durante el Periodo de Entreguerras. B. El triunfo contundente de la Unión Soviética tuvo profundas repercusiones en acontecimientos posteriores, como la decisión del Imperio del Japón de atacar en el Pacífico Sur y su neutralidad frente a la guerra entre Alemania y la Unión Soviética.

He creído de interés para quienes son atraídos por la historia militar transcribir algunos pasajes de dicho trabajo. Si bien el texto original no ha sufrido modificación alguna (salvo algún detalle de diagramación), se han suprimido muchas de las notas al pie, en especial las relacionadas con la bibliografía, indicándose en el texto sólo el nombre del autor citado y la página correspondiente de la obra consultada (dándose, al final de la entrada, un detalle de la bibliografía).


1.         La reglamentación exigía una “justificación de la investigación”, de la que surge con claridad la importancia y trascendencia del tema.

(…) La batalla de Khalkhin Gol, librada en el mes de agosto de 1939 entre tropas del Primer Cuerpo de Ejército Soviético y el Sexto Ejército del Imperio del Japón, en el marco de una disputa fronteriza entre la República Popular de Mongolia y el Estado del Manchukuo (satélites, respectivamente, de una y otra potencia), es un episodio histórico de singular importancia aunque, como se ha dicho,  muy poco conocido, inclusive entre historiadores especializados, tal como lo demuestra la escasa bibliografía que específicamente trata el tema (prácticamente inexistente en castellano, salvo contadísimas excepciones).

Sin embargo, dicha acción militar presenta caracteres tan únicos como trascendentes. En primer lugar, constituyó la primera batalla donde las innovaciones militares del Periodo de Entreguerras (tomando como tal, en el caso particular de la Unión Soviética -protagonista principal de tal acción-,  el transcurrido desde 1918 hasta 1941), basadas en el empleo combinado de fuerzas blindadas, infantería, artillería y aviación, fueron puestas en práctica y mostraron la eficacia de su empleo.

Por otra parte, el rotundo triunfo soviético tuvo hondas consecuencias dentro del contexto de la Segunda Guerra Mundial. En primer lugar, el Imperio del Japón, a partir del mismo, revisó su estrategia y comenzó a desandar el camino que lo había llevado a planificar acciones contra la Unión Soviética en el teatro del Lejano Oriente, orientándose en cambio hacia la conquista de territorios en el Pacífico Sur e Indochina, lo que lo llevaría a la guerra contra los Estados Unidos, Gran Bretaña y sus aliados.

Dicho cambio de estrategia, conjuntamente con la firma de un tratado de neutralidad entre la Unión Soviética y el Japón, poco tiempo antes del ataque alemán contra la URSS, protegió a esta contra un ataque japonés que abriría un temido segundo frente, al mismo tiempo que le permitió liberar gran cantidad de tropas que tuvieron un protagonismo más que importante en la batalla librada a las puertas de Moscú hacia fines de 1941 y, por cierto, en las acciones posteriores que culminaron en mayo de 1945 en Berlín.

Se observa entonces que la batalla de Khalkhin Gol es, en sí misma, un tema de estudio tan novedoso como de interés histórico. Pero un análisis de la misma estaría incompleto si no se analizara previamente la forma en que el ejército de la Unión Soviética desarrolló la doctrina mediante la cual obtuvo tan trascendental triunfo. Y estaría desprovista de significación, si no se efectuara un repaso de sus consecuencias en el plano del contexto histórico del que sólo fue un hito.

(…) El análisis de la batalla de Khalkhin Gol, de sus antecedentes y consecuencias, (…) resulta no sólo atractivo sino necesario para cubrir una parte importante de la historia militar contemporánea.

Uno y otro, atractivo y necesidad, no son meros respaldos subjetivos de quien afronta el análisis, sino que objetivamente tal análisis debiera llenar, siquiera parcialmente,  un espacio que a esta altura del devenir histórico resulta llamativo por su vacuidad. Como se verá más adelante, sólo existe una obra que trata exhaustivamente el tema, aunque no lo hace en el mismo grado con relación a las consecuencias que el hecho tuvo en el desarrollo de los relevantes acontecimientos posteriores, específicamente en la guerra entre Alemania y la Unión Soviética. Es probable que el profesor Coox, de él se trata, haya querido evitar con ello el ejercicio de las hipótesis contrafácticas, conforme era habitual en la escuela histórica que frecuentaba.

Khalkhin Gol ha merecido aislados reconocimientos, aunque todos ellos tienen algo que los hace poco confiables. Así, Shtern, segundo de Zhukov, la califica lisa y llanamente como una segunda Cannae. En los discursos con que sus colegas despidieron a los restos del profesor Coox, alguno de los oradores no trepidó en poner a Khalkhin Gol a la altura de Stalingrado. Ha habido otros que hicieron de esta batalla “la primera de la Segunda Guerra Mundial”.

Más allá del ditirambo, nadie explica con claridad el fundamento de sus asertos. Khalkhin Gol fue importante, en sí misma y en sus consecuencias, ¡qué duda cabe! Pero precisamente en pro de tal importancia, es necesario ahondar en la búsqueda de los hechos que funden las calificaciones, sin quedarse en las mismas, ya que de lo contrario, nos limitaríamos a  los adjetivos, y la investigación histórica debe ser mezquina en el uso de éstos, dejando que los hechos pongan en el lector la tarea de usar el epíteto.

Por otra parte, si bien el tema de los desarrollos doctrinarios del Ejército Rojo sí ha sido materia de profundos (y profusos) análisis, su incidencia en Khalkhin Gol fue quedando atrapada por el odioso manto de las purgas estalinistas y se ha hablado mucho más del desdichado destino de los innovadores (especialmente de Tukhachevsky) y de la demencial revancha del dictador contra la propia doctrina de éstos, que de su incidencia en la batalla. ¡Qué paradoja! La repulsa a la paranoia estalinista hizo que muchos dejaran de lado el contenido mismo de la doctrina innovadora de la batalla en profundidad… Zhukov, que no era de los que se oponían por cierto a los designios de Stalin, la aplicó porque sabía que era mucho más riesgoso para su vida el perder la batalla que el aplicar la doctrina del caído en desgracia para ganarla.  Estos hechos merecen un análisis más profundo y para llegar a ellos es necesario hundir las raíces en la creación del Ejército Rojo y en la incidencia sustancial que tuvieron en ese momento los antiguos oficiales del Ejército Imperial.

Y, por último, es necesario rescatar en estos tiempos de cambios profundos en el arte de la guerra, el valor intrínseco y trascendente de las innovaciones militares. Khalkhin Gol significó una auténtica “revolución militar”, en el sentido de un cambio estructural en la forma de conducir la batalla y en los medios para librarla. Zhukov, más que la Unión Soviética, puso en claro cómo sería la guerra de allí en más. Alemania lo demostró a partir de mayo de 1940 y sólo fue detenida en las puertas de Moscú a fines de 1941… ¿por quiénes?, por las divisiones que habían participado en Khalkhin Gol o por aquellos que habían sido entrenados por los que lucharon en ella.

No es el Japón un ausente en este estudio. El valor y el espíritu de sacrificio del soldado japonés han dejado de ser una mera leyenda, si es que alguna vez lo fueron. Pero también quedó en claro en Khalkhin Gol que el valor personal no sustituye a los elementos técnicos en la guerra moderna y menos aun cuando los propios mandos se cargan de preconceptos, el primero de los cuales fue la subestimación del valor y calidad del enemigo. Además, quedó en evidencia el peligro que representa un ejercicio del mando con poco apego a las jerarquías, como sucedió con el famoso Ejército Kwantung, cuyos responsables llevaron el conflicto a un desenlace insospechado.

2. ¿Cómo se caracteriza a la batalla de Khlakhin Gol a través de unos “antecedentes general”?

(…) Un lugar perdido en el mapa, aun para el Extremo Oriente. Una época del mundo en el que el planeta estaba atento a lo que ocurría en Europa, donde las renovadas exigencias territoriales de Hitler ya hacían prever, con casi absoluta seguridad, que se acercaba una nueva catástrofe, que todo indicaba sería más profunda y terrible que la iniciada en 1914. Dos actores que, por el momento, parecían secundarios dentro del drama mundial.
En ese contexto, se enfrentaron la Unión Soviética y el Imperio del Japón en una guerra no declarada, en la frontera entre dos estados sometidos políticamente a sus designios, la República Popular de Mongolia y el Estado del Manchukuo, respectivamente.

Los motivos, aparentemente sólo fútiles reyertas fronterizas. Lo real, la rivalidad existente entre ambas potencias respecto de su coincidente expansionismo sobre la región de Manchuria y lo gravitante de la política que Alemania estaba llevando a cabo en Europa.

Los resultados, una asombrosa victoria rusa.

Los medios para alcanzarla, una aplicación perfecta de la nueva doctrina que venimos de analizar.

Las consecuencias, un cambio profundo en los planes japoneses de expansión en Asia.

Lo trascendente, la abstención del Japón, a partir de su aplastante derrota, de atacar a la Unión Soviética, permitiendo así que esta última liberara enormes cantidades de tropas que influyeron grandemente en la ciclópea lucha entablada entre rusos y alemanes a partir de junio de 1941.

Y sin embargo, poco trascendió en la época sobre este acontecimiento, que por todas las razones indicadas ocupa un lugar en la historia de trascendente importancia. Inclusive, las obras dedicadas a la cuestión son muy pocas, descollando entre ellas el monumental estudio de Alvin D. Coox, Nomonhan. Japan Against Russia, 1939 [1], calificado como una de las más grandes contribuciones realizadas a la historia militar.

A ello contribuyeron varios factores: el geográfico, por lo poco conocido y lejano del lugar donde se luchó; el secreto casi impenetrable con el que ambas partes rodearon a lo ocurrido, por diversas razones, no todas conocidas; por las mentiras que sustituyeron a este silencio atribuibles a una y otra parte [2]. Finalmente, dado que los últimos tramos de la lucha se desarrollaron sobre el filo del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la magnitud de este acontecimiento eclipsó casi totalmente lo ocurrido en Manchuria.

“Todo se combinó para ocultar el mayor uso masivo de tanques registrado hasta ese momento. Los soviéticos usaron más de 1.000 tanques durante la lucha y, bajo el mando del general Georgi K. Zhukov, mostraron habilidad y sofisticación para la guerra mecanizada. El Ejército Imperial del Japón, esencialmente una fuerza de infantería, combatió pobremente y fueron víctimas de un doble envolvimiento soviético” [3].

Un editorial del New York Times del 20 de julio de 1939 calificaba a la lucha entre el Ejército Rojo de la Unión Soviética y el Ejército Imperial del Japón en las estepas de Mongolia como “una guerra extraña”  [4].






[1]           Stanford University Press, Stanford, CA, primera edición en rústica, dos volúmenes unidos, 1990, 1253 páginas (¡!). Coox reunió antecedentes durante 35 años, se mudó al Japón, donde vivió varios años, hizo cientos de entrevistas personales con participantes en la batalla y en el conflicto de la que la misma fue la culminación. Se trata de un estudio profundo, tan detallado que por momentos se torna abrumador, especialmente en lo relativo al Japón. Como él mismo lo expresa, Coox a veces llegó a creer que había servido en Manchuria y luchado en Nomonhan. Fue contemporáneo de los acontecimientos que luego historió, “…recuerdo bien cómo, en la primavera y verano de 1939, mi curiosidad fue atrapada por los breves relatos periodísticos de una guerra no declarada que se libraba furiosamente entre los ejércitos japoneses y soviéticos en una desolada franja de la frontera que se disputaban sus estados satélites Manchukuo y Mongolia Exterior” (Prólogo, pág. ix).
[2]           Coox recuerda un “ácido comentario” de un estudioso del tema: “tanto los despachos japoneses como los  rusos tenían con la verdad sólo una relación accidental”.
[3]           DREA, Edgard J., Nomonhan: Japanese-Soviet Tactical Combat, 1939, Combat Studies Institute, Fort Leavenworth, 1981, Introducción.
[4]           “Guerra de bolsillo, no declarada” (TINCH, Clark W., Quasi-War Between Japan and Thw U.S.S.R.., World Politics, Vol. 3, Nº 2 (enero, 1951), pág. 175. 

© 2016 Rubén A. Barreiro

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