Recordando
la batalla del Somme (V)
Pozieres,
Thiepval, Beaumont Hamel… “vivirán
eternamente”.
A poca distancia del cráter de Lochnagar, en la localidad de Ovillers-La
Boisselle, se encuentra el Cementerio Británico de Pozières-La Boisselle. Este
cementerio forma parte del Memorial de Pozières, dedicado a más de 14.000
soldados británicos y sudafricanos que cayeron entre marzo y agosto de 1918
durante la última y gran ofensiva
alemana, cuyo último destino se conoce. En el Cementerio Británico se
encuentran las tumbas de 2758 soldados británicos y de los dominios, de los
cuales prácticamente la mitad se reservan a la mención de “Un Soldado Británico
de la Gran Guerra”. La mayoría de los
que aquí reposan cayeron durante la batalla del Somme, en especial desde el 13
de julio al 27 de septiembre, cuando se disputó a los alemanes el poblado de
Poziéres y sus alrededores.
"El Molino de Viento" en 1914 y en 1916 (Paul Reed, Walking the Somme). |
“… No existe lugar en la tierra en el que el
sacrificio australiano haya sido mayor que en la colina del Molino de Viento…”
***
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El monumental Memorial de Thiepval, dedicado a los Desaparecidos del Somme. |
Continuamos nuestro
camino y vemos aparecer, entre los árboles, el imponente Memorial de Thiepval,
dedicado a los “desaparecidos del Somme”. Se ha construido en el que fue uno de
los sectores más disputados de la batalla. Diseñado por el célebre arquitecto
Edwin Lutyens, fue inaugurado en 1932. Es el más grande de los memoriales
británicos del Frente Occidental: mide 30 metros de altura y su base ocupa una
superficie de 1600 metros cuadrados.
Sus formas son curiosas,
no convencionales: arcos y columnas, galerías y una gran torre en la que ondean la
Union Jack británica y la Tricolor francesa. En esas galerías están esculpidos
los nombres de miles y miles de soldados británicos y sudafricanos que cayeron
en algún momento en el sector del Somme entre 1915 y 1918, aunque más del
noventa por ciento de ellos murió en la batalla del Somme, entre el 1° de julio
y el 18 de noviembre de 1916, y entre estos los miles que segaron las
ametralladoras alemanas en el terrible primer día de la batalla. Los une el hecho de que sus
cuerpos no han sido hallados o, hallados, no han podido identificarse. Aquí y allá, en las
interminables listas, aparecen algunos claros: es que en el campo de batalla
han ido apareciendo (y ello ocurre hasta nuestros días) restos de centenares de
soldados que por un medio u otro han sido identificados, y sepultados bajo honores y con
su nombre. Al inaugurarse el memorial los nombres de los desaparecidos sumaban
73.077, luego, con la identificación de algunos y con el agregado de otros, la
cantidad se encuentra ligeramente por debajo de 73.000.
Los nombres pertenecen a
casi todas las unidades que lucharon en el Somme, británicas y sudafricanas (el
resto de los desaparecidos de los dominios del Imperio Británico se conmemoran
en otros lugares). Abarcan desde soldados rasos a tenientes coroneles. Y
entre los miles de nombres, el del soldado Reginald Giles, de sólo
14 años…
En los muros aparecen
coronas de laureles talladas en la piedra que recuerdan las diferentes batallas
que, en su conjunto, conforman la gigantesca batalla del Somme: Beaumont-Hamel,
Morval, Courcelette, Pozières, Flers, Delville Wood, Mametz y muchas más, hitos
de sangrientos, prolongados y casi siempre estériles combates, que sólo
abundaron en poco más que muerte y destrucción, y en los que aun yacen todavía cientos, tal
vez miles de soldados… no en vano aparece con frecuencia una recomendación cuando se
visitan esos lugares: “No olvide que está recorriendo un lugar de
conmemoración… respételo entonces y recuerde que aquí descansan para siempre los
despojos de numerosos soldados que nunca han sido encontrados”.
Al tope del gran arco del monumento, una inscripción en francés destaca que el monumento también es dedicado a los ejércitos francés y británico como reconocimiento del Imperio Británico al común esfuerzo de ambas naciones. Así, al pie del monumento y hasta una gran cruz que se encuentra al frente del mismo, la Cruz del Sacrificio, se extiende a uno y otro lado un cementerio con 300 tumbas de soldados británicos y otras tantas de franceses, casi todos ellos sin identificar.
En primer plano, tumbas francesas, la mayoría de ellas con la inscripción "desconocido". En segundo plano, las tumbas inglesas. *** |
La historia del Memorial
es singular. Ocupa treinta hectáreas del terreno en el que combatió el
mencionado batallón, el cual fue adquirido finalizada la guerra por el gobierno
de Terranova a propietarios del lugar, con quienes negoció quien fuera el
capellán católico del regimiento, Teniente Coronel Thomas Nangle. El padre Nangle
se encargó de supervisar la instalación del memorial, como también los de otros
cuatro que conmemoran en Francia y Bélgica la actuación del regimiento.
Precisamente, la
singularidad del Memorial reside en que abarca un sector de la batalla que se
conserva casi intacto, uno de los pocos que se han conservado en Francia tal
como se encontraba al finalizar la guerra, con su red de trincheras, innumerables cráteres de granadas, restos de
alambradas…
Dentro del perímetro del
memorial se encuentran diversos monumentos recordatorios de unidades que
participaron en la batalla, destacándose entre todas ellas el Monumento del Caribú, el símbolo del Regimiento deTerranova. Monumentos similares se encuentran en los otros cuatro memoriales, tres en Francia y el restante en Bélgica. Al pie de la estatua, una placa recuerda a los 820 de nativos de Terranova, soldados del regimiento, tripulantes de la Marina Real y de buques mercantes desaparecidos en acción.
Existe un centro de
visitantes donde se ilustra sobre lo ocurrido en el sector, especialmente el 1°
de julio de 1916, cuando el Primer Batallón, formando parte de la División 29
británica, salió a la Tierra de Nadie con 780 efectivos y al pasarse lista al
día siguiente sólo se oyeron 68 “presente”. En el campo habían quedado 233
muertos, 91 desaparecidos y 336 heridos. Todos los oficiales habían muerto o
estaban heridos (en breve agregaremos un post dedicado con mayor detalle a lo ocurrido en este primer día de la batalla en el sector).
Ya nos alejamos de los
campos de batalla y sus conmovedores recuerdos. Ninguna descripción puede
resumirlos mejor que la reflexión de un joven soldado que sobrevivió a la
batalla y a muchas que le siguieron: “Es sencillo leer que 20.000
hombres fueron muertos en un solo día, pero solo cuando se ven los cementerios
en el viejo campo de batalla, con sus filas y filas de blancas lápidas, aquella
cifra comienza a tener un significado. Sólo un corazón duro no puede emocionarse
ante la belleza de estos cementerios y la tristeza de sus tumbas. ¡Oh, cuánto
dolor al ver estas miles y miles de tumbas de jóvenes que murieron en la flor
de la vida, mi hermano mayor entre ellos, que había recorrido un largo camino
desde Australia…! ¿Para qué? ¿Puede alguien darme una respuesta?” (G.B.
Gledhille, soldado del Primer Batallón del West Yorkshire Regiment).
© Rubén A. Barreiro 2016
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