Esto se dijo....
Federico: ¡Fue este un día diabólico! ¿Entendió usted lo que estaba pasando?
De Catt: Su Majestad, durante la marcha preliminar y las primeras disposiciones para la batalla tenía una buena idea sobre lo que ocurría. Pero no comprendí el resto. No le encontré explicación a varios movimientos.
Federico: Usted no fue el único, mi querido amigo. Consuélese, ¡usted no fue el único!
Federico el Grande mantuvo este diálogo con Henri de Catt luego de la terrible batalla de Zorndorf . Esta se libró el 25 de agosto de 1758, en el marco de la Guerra de los Siete Años. Allí se enfrentaron 42.000 rusos al mando del Conde Guillermo de Fermor y 36.000 prusianos bajo las órdenes de Federico. Zorndorf es considerada por algunos historiados como la más fieramente disputada de las batallas del siglo XVIII, cuando aparentemente la guerra iba siendo “moderada y menos destructiva” (Anderson). Una pauta de ello es la cantidad de bajas de ambos bandos: los prusianos perdieron 13.500 hombres (37,5%) y los rusos 21.000 (50%). Inclusive, luego de la batalla se produjeron algunos desmanes contra heridos rusos, que fueron enterrados vivos tanto por las tropas prusianas secundadas por habitantes de la región (Duffy).
De Catt: Su Majestad, durante la marcha preliminar y las primeras disposiciones para la batalla tenía una buena idea sobre lo que ocurría. Pero no comprendí el resto. No le encontré explicación a varios movimientos.
Federico: Usted no fue el único, mi querido amigo. Consuélese, ¡usted no fue el único!
Federico el Grande en Zorndorf |
El diálogo transcripto seguramente hace referencia a las cambiantes y sangrientas alternativas de la batalla: los rusos habían formado un dispositivo defensivo de tres cuadros, con pantanos que se encontraban entre los mismos. Federico atacó el cuadro que se encontraba frente a su ala derecha, pero los rusos contuvieron a la infantería prusiana hasta que la caballería de von Seydlitz se sumó, y en “lucha salvaje y sin cuartel, el cuadro ruso fue destruido” (Eggenberger). Los prusianos atacacaron a continuación el cuadro del centro, dándose idéntica situación: tenaz resistencia rusa al ataque de la infantería prusiana y oportuna intervención de la caballería de Federico. Si bien los rusos se retiraron lentamente a partir del día siguiente, no puede decirse que haya habido un claro vencedor, en tanto Federico se retiró hacia Sajonia, ante la amenaza de un ataque austríaco.
De Catt, un suizo nacido en Morges, había conocido al rey en 1755 durante un viaje en barco desde Amsterdam hasta Utrecht. Se dice que el rey viajaba de incógnito y que De Catt no lo había reconocido. Al parecer la conversación fue tan amena que Federico lo invitó a la Corte y lo hizo su “lector”, y estrecho colaborador por más de veinte años. De Catt llevó un diario que se conservó en los Archivos Reales hasta ser publicado en 1884. En este diario reproduce el diálogo transcripto. Christopher Duffy, uno de los más conocidos biógrafos de Federico el Grande, al comentarlo dice que el deseo del rey era “ejercer el mayor control posible durante el transcurso de la batalla. En los asuntos militares, es notorio el divorcio entre la intención y la realidad. Y Federico podría haber estado hablando por todos los comandantes, de todos los tiempos”.
©Rubén A. Barreiro 2016